La propagación del árbol de linaloe en invernadero

El patrimonio cultural de México se encuentra constituido en primer lugar por su población. Los diversos usos del linaloe forman parte también de nuestro patrimonio cultural, gracias al trabajo de campesinos y artesanos que en el caso del linaloe y de tantísimas otras plantas, han ido conociendo cada vez de mejor manera los recursos naturales en su lucha por sobrevivir1

Algunas plantas medicinales silvestres están siendo sometidas a una intensa recolecta, sin que hasta el momento se hayan desarrollado cultivos para su conservación y su mejor aprovechamiento. El programa Actores Sociales de la Flora Medicinal en México (ASFM), con sede en el Centro INAH-Morelos, cuenta con un invernadero en el Jardín Etnobotánico, donde se propagan de manera experimental algunas de estas especies silvestres; entre ellas se encuentra el árbol de linaloe denominado científicamente Bursera linanoe (anteriormente Bursera aloexylon).

Para poder reproducir una planta silvestre en invernadero primero se deben conocer sus características reproductivas en su ambiente natural. El linaloe crece en la denominada “selva baja caducifolia”, ecosistema que se reconoce porque la mayoría de sus árboles tiran sus hojas en la época de secas (finales de otoño, invierno y primavera).
El linaloe florece en los meses de mayo y junio y fructifica en los meses de julio y agosto, dependiendo de varios factores climáticos, entre los que destaca el inicio y la intensidad de las lluvias.
Esta especie se puede reproducir sexualmente mediante sus semillas, o de forma asexual mediante “estacas” (ramas) que se cortan de un árbol vivo y que al sembrarse logran desarrollar raíces y formar un árbol completo. ASFM ha venido experimentado con ambas posibilidades de reproducción. Aquí se comentarán algunos resultados preliminares de las pruebas de germinación de sus semillas.
La diversidad genética en las plantas se da de forma similar a la de los animales, por la combinación de los genes de un macho y de una hembra. El linaloe es una especie “dioica”, esto es, hay árboles macho y árboles hembra, y aunque los frutos solo sean producidos por las hembras, es imprescindible la presencia de ambos. La propagación del linaloe mediante sus semillas tiene la ventaja de fomentar la diversidad genética, al recoger semillas de diversos árboles con características deseables para su aprovechamiento, como su tamaño y la producción de la estructura de nuestro interés, que en este caso es la cantidad y calidad de los frutos, así como su resistencia a plagas y enfermedades.
Para su reproducción en invernadero, los frutos se recolectan cuando los árboles están completamente desarrollados. Los árboles que se han elegido se deben monitorear o vigilar para cosechar los frutos maduros antes de que caigan al suelo. Una vez recolectados, los frutos se deben extender bajo sombra en capas delgadas y remover estas capas para evitar la fermentación y la destrucción de la semilla por el exceso de calor.
Cuando los frutos se colectan, se toman datos del municipio, la localidad y el nombre del paraje, así como su fecha de colecta, las características importantes del árbol y los conocimientos y saberes locales sobre éste que ayuden a enriquecer y fundamentar la importancia del uso y conservación de la especie.
Una vez que los frutos recogidos han madurado y liberado las semillas, éstas se empaquetan libres de cáscara (pulpa seca del fruto) y basura en bolsas de papel estrasa, conservando los datos de la colecta, y se almacenan en un lugar fresco y seco hasta el momento de su siembra, para evitar la proliferación de hongos que puedan dañarlas.
Estudios botánicos y ecológicos demuestran que para que una semilla germine se requiere la complementación de factores internos y externos a ésta. Los factores externos de mayor relevancia para el linaloe son humedad, calor, y un sustrato (suelo o “tierra”) adecuado. En algunas especies las semillas requieren permanecer en el suelo un cierto tiempo después de la descomposición de la pulpa de los frutos para poder germinar; en otras, los frutos deben ser comidos por animales (aves o mamíferos) que al digerir la pulpa reblandecen con sus ácidos intestinales la cubierta de las semillas y al evacuarlas el embrión pueda iniciar su desarrollo. Para la germinación del linaloe en invernadero, se han probado procesos químicos o físicos de escarificación. Entre los métodos experimentados están el químico mediante un baño en ácido acético y la escarificación física mediante choque térmico, la cual consiste en sumergir las semillas en agua caliente y después en agua fría. Otra forma es sumergirlas en agua fría de 24 a 48 horas antes de su siembra. Estos métodos, como ya se mencionó, tienen la finalidad de reblandecer la cubierta y facilitar la salida del embrión; no obstante, también es necesario sembrar semillas sin ningún tratamiento para poder comparar los resultados de cada método y sus respectivas ventajas y desventajas.
Dentro del invernadero, las semillas se pueden sembrar en charolas o bandejas de plástico o unicel con alveolos (compartimentos), pero también se pueden sembrar directamente en el suelo mediante almácigos. Dado el tamaño relativamente pequeño de las semillas (aproximadamente 6 mm de largo, 5 mm de ancho y 4 mm de grosor), la profundidad de siembra en charolas debe ser a no más de un centímetro; en cambio, en el suelo se puede hacer “al voleo”, esparciéndolas sin enterrarlas por toda el área del almácigo. Se deben realizar observaciones diarias para detectar posibles plagas.
Se realizó un cálculo aproximado de cuántas semillas hay en un kilo, y en función de los resultados de germinación, qué porcentaje de plántulas se espera obtener del cien por ciento del total de las semillas sembradas en cada prueba. Hemos calculado que en un kilogramo de semilla seca puede haber veintitrés mil semillas aproximadamente, y un 27 por ciento de germinación en invernadero (a diferencia del 10 por ciento de germinación estimado in situ o en su ambiente natural4, 8, 10).
Durante la germinación la riqueza del suelo no es tan importante, pues la semilla germinará usando los nutrientes almacenados en su interior (recordar el clásico experimento escolar de germinar frijoles entre algodón húmedo en un frasco de vidrio), no obstante, requiere un sustrato donde sostenerse y desarrollar su raíz. Para la germinación en charolas, el sustrato que mejor resultado nos ha dado es una combinación de composta (hojarasca descompuesta), tezontle (piedra volcánica porosa) y arena a partes iguales. En el caso de la siembra en almácigos, se cierne “la tierra” (el suelo) y se le agrega composta. La duración de la germinación es variable pero en promedio, se completa en 2 semanas.
Posterior a la germinación, durante la cual el embrión desarrolla sus primeras dos hojas denominadas “hojas cotiledoneas” (el linaloe es una especie dicotiledónea, a diferencia de las monocotiledoneas como el maíz o la caña de azúcar que desarrollan una sola hoja), hay que esperar que la plántula desarrolle sus primeras hojas “definitivas”, esto es, las hojas que ya tienen la capacidad de realizar fotosíntesis y que caracterizan al árbol desde esta edad hasta su completo desarrollo. Este periodo es crucial para la sobrevivencia de la plántula, debido a que es muy apetecible por las hormigas y cochinillas, por lo que muchas plántulas son depredadas en este periodo. En el campo, además de las hormigas, las plántulas de linaloe también son comidas por las cabras4, 8, 10. Esto disminuye el número de plántulas y a este fenómeno se le denomina técnicamente “sobrevivencia”.
Las plántulas, una vez que han tirado las hojas cotiledoneas y han alcanzado un tamaño de 12 a 15 centímetros, se trasplantan a bolsas de polietileno negro con un sustrato similar al que se usó para su germinaron, con el objetivo de que sus raíces tengan espacio de crecimiento, que el agua de riego no se encharque y haya circulación de aire y absorción de nutrientes , así como para que las plantas se puedan mover hasta el momento y lugar adecuados para su siembra definitiva, la cual puede hacerse al alcanzar los 90 cm de altura y durante la época de lluvias.
Además de las pruebas de germinación en invernadero, también se han realizado algunas pruebas al exterior. Una forma muy exitosa ha resultado esparcir semillas al voleo sobre composta, con resultados de un 70 por ciento de germinación. Esta forma requiere cubrir con malla sombra la composta para evitar que las aves recojan las semillas. Sin embargo, en esta forma de germinación, la depredación por hormigas ha resultado un problema muy fuerte, ya que acaban prácticamente con todas las plántulas. Actualmente se está buscando una alternativa para controlar este problema sin usar agroquímicos.
Además de los experimentos en el invernadero, en este proyecto se han recolectado plántulas in situ en Mezquitlán, municipio de Copalillo, Guerrero, con el propósito de desarrollar viveros de traspatio con los productores del Grupo de productores de plantas medicinales y aceites esenciales Tenchicolitlan SPR de RL. En el 2008, se recolectaron tres mil plántulas trasplantándolas a botellas desechables de plástico que se recogían del mismo campo.
Por otra parte, en la comunidad de Tepemezquitla, municipio de Jolalpan, en el sur de Puebla, conjuntamente con el Grupo de Agricultura Alternativa por la Recuperación de Nuestra Tierra Fértil, A.C., el programa ASFM inició en septiembre de 2009 una plantación experimental con 250 plantas de linaloe en un terreno cercado y con una importante diversidad de copales y otros árboles naturales de selva baja caducifolia, con el fin de ir monitoreando su crecimiento y obtener más información sobre esta especie con miras a plantaciones diversificadas que contribuyan a su conservación y a su mejor aprovechamiento por parte de las comunidades que cuentan con esta especie entre sus recursos vegetales.
Agradecemos a las personas de diversas comunidades de Guerrero, Morelos, Oaxaca y Puebla, donde vive naturalmente el linaloe, que han colaborado en este proyecto, así como un agradecimiento especial a Andrés Fierro Álvarez (Facultad de Agronomía, Universidad Autónoma Metropolitana–Xochimilco) y a Robert Glass (Osnabroeck, Alemania) por su contribución fundamental a la articulación del conocimiento botánico de la planta in situ y de estas pruebas preliminares de reproducción en invernadero).