Con frecuencia se asigna al riego la última prioridad, después de fertilización, nutrición y protección de cultivos. En consecuencia, es posible que sus cultivos no estén recibiendo la cantidad y frecuencia de agua que necesitan. A continuación mostramos recomendaciones que le ayudarán a determinar la eficiencia del sistema.
1. Establezca un método de programaciónMuchos sistemas de irrigación no cuentan con un método de programación consistente, por lo que quizá esté aplicando menos agua de la necesaria. En este caso, el rendimiento del cultivo se verá reducido incluso antes de que se perciban síntomas en las plantas. También es posible que esté sobreirrigando el cultivo, con lo cual se reduce su potencial de afrontar estrés debido a la sequía, sobre todo en cultivos de alto valor. Una programación de riego eficiente maximiza su retorno de inversión en semillas, fertilizantes, terreno y otros agroinsumos.
2. Realice pruebas de uniformidad de riegoLa prueba de uniformidad es un procedimiento para medir la salida y distribución de aspersores y goteros para verificar que la cantidad de agua que se supone que llega al cultivo, de hecho lo está haciendo. Una uniformidad deficiente (Coeficiente de Uniformidad de Christiansen inferior a 80%) significa que una extensión considerable del terreno no está recibiendo la aplicación de agua promedio. Como resultado, el agua aplicada podría ser excesiva en algunas zonas (esto promueve filtración profunda y escorrentía) e insuficiente en otras. Además, una uniformidad deficiente reduce la eficiencia en el uso de agua.
Los beneficios de una aplicación de agua más eficiente se traducen directamente en rendimientos del cultivo más consistentes. Y al mejorar el manejo de agua y agroquímicos puede mejorar también la calidad del agua y reducirse la ocurrencia de lixiviación, escorrentía y derroche de nutrientes y agroquímicos.
3. Ajuste y calibre su sistemaDel mismo modo que un tractor o un automóvil deben ajustarse periódicamente, los sistemas de irrigación deben ser calibrados para comprobar que operan según las condiciones de diseño. Las modificaciones al sistema enfocadas a mejorar la uniformidad, corregir presiones de operación o reparar fugas, podrían ahorrar agua.
Se recomienda realizar una auditoría de irrigación, es decir, un análisis completo de la totalidad del sistema de riego. Esto es esencial para determinar las pautas más efectivas y necesarias para reducir el consumo de agua. Caudal y presión, así como consumo de combustible o energía, suelen formar parte de la auditoría del sistema. La instalación de caudalímetros y medidores de presión puede ayudarle a determinar si su sistema está operando según las especificaciones del fabricante.
Un capítulo importante de la auditoría del sistema de riego es la prueba de uniformidad aludida anteriormente. Aunque dicha prueba suele ser realizada por profesionales que pueden evaluar índices de uniformidad y evitar desviaciones derivadas de la posición de los aspersores, usted mismo puede comprobar variaciones en su campo en cualquier momento. Para ello, sólo tiene que colocar tinas al azar o en línea, asegurándose de que todas las partes del sistema están incluidas. Si la uniformidad es deficiente, busque aspersores en mal estado o con fugas. Si no encuentra aspersores defectuosos pero la uniformidad no es correcta, quizá sea el momento de rediseñar su sistema de riego.
4. Realice mantenimiento exhaustivoPlantas de bombeo ineficientes, fugas en el sistema de distribución, problemas con la presión y las boquillas y controles y medidores defectuosos, podrían rebajar la eficiencia de aplicación, derrochar dinero de operación y causar problemas de uniformidad.
Un mantenimiento exhaustivo verifica que el combustible se utilice eficientemente, que la presión reúna los requerimientos de diseño y que las fugas y pérdidas de agua se mantengan al mínimo. Las mejoras más importantes se basan en la reparación de fugas, juntas, y otros elementos. El ahorro de agua promedio es del 5%.
5. Evite la escorrentíaAspersores y boquillas deben ser cuidadosamente seleccionados para mantener los ritmos de aplicación instantánea del agua de riego por debajo del ritmo promedio de absorción del suelo (ritmo de infiltración). El ritmo de aplicación instantánea no es la aplicación total planificada (unos 25 mm por sesión de riego), sino la aplicación que usted percibiría si estuviera parado bajo el sistema (1.25 mm/min o menos). Al principio sentiría como una neblina, pero se empaparía de agua rápidamente. Lo mismo ocurre con los suelos. El ritmo de absorción del suelo es más alto si éste está seco. A medida que la superficie se humedece durante la sesión de riego, la absorción se reduce drásticamente. Si la aplicación continúa por encima del ritmo de absorción, se produce escorrentía.
Los sistemas de aspersores modernos emiten gotas más grandes y de menor alcance, por lo que se reduce evaporación y dispersión, particularmente cuando los aspersores se ubican próximos al nivel del suelo. Sin embargo, patrones de riego más pequeños implica mayores ritmos de aplicación instantánea. En consecuencia, hay más probabilidades de que se produzca escorrentía, particularmente en zonas donde se solapan los patrones de aspersión.
Aun los sistemas diseñados adecuadamente para distribuir agua de manera uniforme a ritmos inferiores al de infiltración promedio del suelo, podrían presentar problemas de escorrentía. Se recomienda cubrir todo el suelo con cultivos o residuos en la temporada, ya que los suelos yermos resultantes del labrado de limpieza o presiembra, son especialmente vulnerables a la formación de costras. Un único episodio de lluvia o sesión de riego podría formar costra. La infiltración a través de la costra, inferior que en el resto del suelo en condiciones normales, podría impedir la emergencia de plantas recién germinadas. En riegos posteriores, el agua que no penetra en la costra fluye hacia otras áreas del campo.
La compactación producida por el paso de llantas de tractor (y pivotes en menor medida) es otra causa común de escorrentía. Cualquiera que sea la causa, el efecto es el mismo — se infiltrará menor cantidad de agua de lluvia o de riego, con lo cual menor cantidad de agua que la prevista estará disponible para las plantas, la distribución no será uniforme y se desperdiciará agua.
6. Compruebe los indicadores de presiónCada sistema de irrigación posee un rango óptimo de presión de operación para sus aspersores y boquillas. Para aquellos sistemas con compensación de presión en la boquilla, este rango de presión es más amplio. Cuando la presión es superior o inferior a la óptima, se producen diferencias en la cantidad de agua distribuida y en los patrones de aspersión. Indicadores de presión cuya aguja no regresa a cero cuando el sistema se apaga, o no se mueve más allá de un mínimo cuando la presión se incrementa, deberán sustituirse por dispositivos nuevos. Todo indicador debe comprobarse durante la calibración de rutina.
Un sistema de riego que opera a la presión correcta, según indica el medidor de presión, funciona de manera más eficiente. Los motores que accionan las bombas deben reiniciarse periódicamente para que operen a las revoluciones correctas y mantengan así la presión de operación adecuada. Bombas desgastadas, voltaje incorrecto en motores y fugas, afectan a la presión.
Las mejoras de mayor importancia están basadas en sistemas sobrepresurizados. Los efectos de sobre- o infrapresurizar un sistema son uniformidad deficiente, ritmos de aplicación incorrectos y desperdicio potencial de agua.
Fuente: “Irrigation Best Management Practices.” NESPAL, University of Georgia [http://www. nespal.org/SIRP/IWC/all_prob/5.asp]