Explicado para que todo el mundo lo entienda, la papaya es como una hierba que crece, crece y crece y da frutos. El coste en mano de obra es muy pequeño; es ideal para invernaderos con viejas estructuras o para agricultores que no pueden acometer grandes inversiones. Este perfil encajaría perfectamente con muchas explotaciones .
El cultivo de papaya en invernadero se lleva estudiando desde hace años. En el Instituto de Formación Agraria, Ifapa, de La Mojonera (Andalucía, España) se introdujo hace unos años de un modo experimental. En la Universidad de Almería, el grupo de investigación que dirije el catedrático Julián Cuevas, Grupo de Fruticultura Subtropical y Mediterránea AGR 222, trabaja desde hace años con esta idea de desarrollar el cultivo bajo plástico de papaya en todo el sureste español. También el centro investigador de Las Palmerillas de Cajamar apuesta por esta alternativa a los productos más tradicionales como pueden ser el tomate, el pimiento o el pepino. De hecho, ya hay casas de semillas que están estudiando en este momento variedades de papayas adaptadas a las condiciones de Almería, por ejemplo.
La papaya es un cultivo tropical, pero otros subtropicales como el mango o el níspero también se adapatan perfectamente a su cultivo dentro de un invernadero. La pregunta es, ¿qué ventajas tiene el plástico? Varias. La precocidad (se traduce en más dinero para el productor), se puede programar la recolección y controlar mejor las condiciones; mayor protección del cultivo respecto al aire libre, se evitan ciertas enfermedades; menor consumo hídrico, el agua es un recurso muy valioso; y más kilos por metro cuadrado, al ser plantaciones hiperintensivas