El Gobierno Nacional a través del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), en el estado Lara, ha venido generando y validando, mediante procesos participativos, la tecnología de instalación y manejo de casas de cultivo, para la producción de hortalizas en ambientes protegidos, en el marco del modelo productivo socialista.
La generación y adaptación a nuestras condiciones tropicales de tecnologías para la producción de alimentos (frutos y semillas), junto a la formación de técnicos, agricultores y nuevos actores en la conformación de nuevas organizaciones sociales para la producción, procesamiento, almacenamiento y comercialización de hortalizas de alta calidad, es un reto impostergable para alcanzar la soberanía y seguridad alimentaria en el país.
Al respecto Jorman Rodríguez, investigadora en hortalizas del INIA-Lara informa que la casa de cultivo es una estructura cubierta, que genera un microclima que incide en mayor precocidad, aumento de la producción, mayor tamaño de los frutos con ahorro de fertilizantes, agua, control de plagas y enfermedades.
Esta técnica se basa en la instalación de infraestructura (casa de cultivo), con el fin de disminuir los efectos agroclimáticos, proteger a las plantas de los efectos directos de las radiaciones del sol y las fuertes lluvias, disminuyendo un 30 por ciento esos impactos. Esta técnica incluye también el empleo de diferentes modalidades de riego como el fertirriego, riego por gravedad, riego por aspersión y la aplicación de métodos agroecológicos como el uso de humus de lombriz y otros abonos orgánicos, además de la lucha biológica contra las plagas y enfermedades que atacan a los cultivos con el objetivo de promover un desarrollo sustentable.
En la producción protegida el efecto buscado es la “sombrilla” que disminuye la radiación global y aumenta la aireación. Además incluye aspectos relacionados con prácticas conservacionistas de suelos y aguas, riego y drenaje, mecanización agrícola, tecnología de alimentos, técnicas de pre y postcosecha y agrometeorología.
Con esta tecnología además de garantizar calidad de frutos, también se asegura principalmente la identidad y pureza varietal de la semilla genética. La calidad de la semilla es un concepto múltiple que comprende varios componentes tales como: pureza genética, capacidad germinativa, viabilidad, vigor, magnitud de daño mecánico, grado de sanidad, tamaño, peso, entre otros.
Destacó que las casas de cultivo son una alternativa para contrarrestar los principales problemas en la producción de hortalizas, como son los altos costos de producción, los bajos rendimientos, la baja calidad sanitaria y agronómica causada por la alta incidencia de plagas y su inadecuado manejo así como el manejo inapropiado de suelos y aguas y las deficientes prácticas en cosecha y postcosecha.
En este tipo de infraestructura el uso de agroquímicos debe ser eliminado, debido a que el manejo inadecuado ha traído graves implicaciones como la acumulación de plaguicidas o sus metabolitos con niveles no permisibles en el suelo, en el aire, en las aguas y en los productos para consumo en fresco, que afecta la salud de los consumidores, agricultores y operarios, los cuales incrementan los costos de producción, reduciendo así la eficiencia y la rentabilidad del sistema de producción hortícola. Igualmente, ha llevado a que se observe cierta resistencia de las plagas a los productos aplicados y que algunas plagas sin importancia económica o plagas secundarias, se conviertan en muy dañinas para los cultivos.
Estructura
En el proceso de Investigación se ha logrado exitosamente establecer la altura recomendada de la casa de cultivo, la cual debe ser de 6.5 m con una cenital inclinada, cerrada en su totalidad en los laterales con malla antibemisia y techada con polietileno, además con el uso de malla sombra al 30% en la parte interna cuando las temperaturas son muy altas. Sembrar directamente en el suelo, no usar materiales como bolsas o canteros plásticos ni de bloques ya que es una fuente para aumentar la temperatura.
Asimismo regar por goteo con fertilizantes solubles. En este caso, es una tecnología para pequeños agricultores y agricultoras, ya que una infraestructura con tecnología de punta conlleva un manejo automatizado, y merece otro análisis.
Para la instalación, se recomienda ubicar el terreno con topografía plana y libre de obstáculos, considerar el clima (temperatura, humedad relativa, dirección del viento), disponibilidad y calidad de las fuentes de agua, suelo libre de patógenos y las condiciones para su protección física