Canarias quiere que sus invernaderos además de frutas produzcan electricidad



Los invernaderos canarios dedicados a la producción de frutas, hortalizas y plantas ocupan unas 7.500 hectáreas, es decir 75 millones de metros cuadrados en los que también se podría cultivar electricidad producida mediante energía solar fotovoltaica.

Esta es la idea que intentan impulsar la Universidad de La Laguna (ULL) y la Fundación para el Desarrollo y la Cultura Ambiental de La Palma (Fundesculp) con el apoyo del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER) del cabildo tinerfeño, la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y el grupo Unisolar. Representantes de todas estas instituciones y empresas se han reunido para iniciar un proyecto cuyo objetivo final es generar energía eléctrica mediante sistemas fotovoltaicos semitransparentes que se instalarían en los invernaderos dedicados al cultivo de plátano y tomate.

No se trata de cambiar la actividad productiva de los invernaderos, sino de unir los sectores agrícola y energético. Las plantas y los paneles solares fotovoltaicos necesitan luz para desarrollarse y para producir electricidad, respectivamente. Ahora bien, este hecho no implica que no se pueda aprovechar la misma luz en beneficio de ambos. La idea es utilizar las diferentes frecuencias de los fotones que inciden en un mismo invernadero para dos fines diferentes.

Compatibilizar las producciones agrícola y energética
La palabra clave es “compatibilidad”, ha afirmado a Energías Renovables Juan Avellaner, director de I+D+i de Unisolar. Y en ayuda de esa compatibilidad, de producir frutas y electricidad al mismo tiempo, acude la tecnología. “La investigación y el avance tecnológico” -explica Juan Avellaner- “ha permitido crear películas fotovoltaicas muy finas, de 3 micras de grosor. También se pueden hacer de 1,5 micras, perderemos producción eléctrica pero permitimos un mayor paso de la luz”.

Está claro que la instalación de tecnología fotovoltaica no debe alterar negativamente la producción agrícola. Por ello se ha decidido crear un invernadero de pruebas de 1.000 m2 para buscar la compatibilidad más óptima. Por el momento no se ha concretado el lugar donde se ubicará, pero ya se puede ir avanzando en cálculos mecánicos y espectrales, asuntos sobre los que Unisolar ya dispone datos y que han despertado el interés de los investigadores de la Universidad de La Laguna.

La instalación de energía solar fotovoltaica en los actuales invernaderos (túneles plásticos) cambiaría su fisonomía. Se necesitarían construcciones más sólidas y estables sobre el terreno. Estructuras más complejas en las que soportes, vuelos y tirantes evitarían los efectos destructivos del viento.

Uno de las dificultades que evitaría este tipo de instalaciones, ha argumentado a Energías Renovables Mauro Fernández, presidente de Fundesculp, “es el consumo masivo de suelo, una de las principales trabas para el desarrollo de plantas fotovoltaicas”.

Septiembre, un mes clave
El próximo mes de septiembre se pretende crear un consorcio público-privado para avanzar en el proyecto. Se trata, explica Mauro Fernández, de desarrollar un convenio “que permita focalizar esfuerzos hacia diversos campos de investigación en materia de renovables que son de interés estratégico para impulsar la actividad económica de las islas y fomentar la creación de empresas especializadas en el energía solar en el Archipiélago”. A la creación de ese consorcio le sigue solicitar financiación al Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).

En opinión de Ricardo Melchior, presidente del Cabildo de Tenerife, “este proyecto puede convertirse en un auténtico revulsivo para el campo canario, en una oportunidad de oro para unir el mundo rural y el energético y para dar una vía de ingresos a los agricultores de las Islas”.

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