Invernadero para cultivar tomates

Temporada tras temporada, quien tiene la fortuna de disfrutar de un pequeño huerto, ve como se van agotando esos días en los que se recogían todo tipo de vegetales. Los días largos de sol y buenas temperaturas van acortándose y dan paso a jornadas progresivamente más frías y, después, a las primeras heladas que ya obligan a olvidarse del cultivo para centrarse en el cuidado del suelo de cara a la próxima siembra.


Pues bien, para no tener que ponerle mala cara al invierno ni tener que dejar la actividad en la tierra, ¿por qué no construir un pequeño invernadero? Con las condiciones ambientales adecuadas en el interior de un invernadero, se pueden seguir obteniendo los productos que queramos. En este caso veremos cómo debemos acondicionar un invernadero para cultivar tomates.


Construir un invernadero

Con el espacio suficiente en el jardín de casa, un poco de trabajo y esfuerzo, se puede llegar a tener un auténtico invernadero. Para que resista las posibles envestidas del tiempo, lo mejor es situarlo cerca de los muros que delimiten el terreno, o de árboles que frenen el viento en invierno y den sombra en verano.


El material no tiene por qué ser muy sofisticado. Madera, herrajes metálicos y planchas de policarbonato son los tres materiales fundamentales con los que habrá que trabajar. Con la madera se elabora la estructura básica de las paredes y el techo. Las paredes se consiguen anclando largueros horizontales y verticales mediante escuadras metálicas. Y del mismo modo se construye el tejado, que siempre deberá tener pendiente (a una o dos aguas es lo más sencillo) para que deslice el agua de las lluvias.


La estructura principal se ha de reforzar con tableros más anchos que sostengan las plancha de policarbonato. Pero ese será el último paso, porque previamente habrá que lijar, pulir, dar una capa de imprimación y pintar. Para sellar las planchas a la estructura basta con emplear silicona neutra y selladora acrílica para unirlas a la madera y poder pintar.


Invernadero


Cuidar el invernadero

Tan importante es tener una estructura exterior sólida, como cuidar las condiciones del interior del invernadero. Lo más importante es saber cuidar la tierra donde se vaya a plantar. Si lo vamos a utilizar siempre para plantar las mismas especies, como es el caso, al menos habrá que reciclar la tierra cada dos años (si no antes) para renovar los nutrientes.


Es importante aprovechar el espacio reducido para poder plantar más y mejor. Disponer al menos de un par de gradas con bancos y semilleros orientados al norte suele ser la mejor opción para además trabajar con comodidad. Tampoco conviene poner más de tres hileras porque las que queden más bajas recibirían poca luz solar y no se las podría sacar tanto rendimiento.


Para recrear las condiciones óptimas, hay que procurar que siempre haya un poco de ventilación, que el aire no quede estático. Por eso es buena idea dejar algún hueco o trampilla de entrada y salida de aire. También es conveniente tener un termómetro que ayude a controlar la temperatura, que debe andar entre los 20ºC de máxima y los 7ºC de mínima por las noches.


Invernadero


Cómo cultivar tomates

Además de ser muy saludable, el tomate es una de las hortalizas más deseadas, demandadas y cultivadas para el autoconsumo. Las tomateras crecen con el buen tiempo, pudiéndose sembrar desde finales del invierno si las temperaturas son buenas hasta el final del verano. Pero en invernadero, protegidos del frío, pueden cultivarse durante todo el año.


Las semillas se introducen a un centímetro de profundidad en la maceta con el sustrato de calidad. La tierra que añadamos por encima de la semilla se puede rellenar con más tierra enriquecida con fertilizantes. Es vital que sobre todo las primeras semanas reciban el máximo de luz solar a lo largo del día y que no se deje sin regar.


En tan solo dos meses (cuando tenga unos 15 centímetros de altura) ya será posible transplantar los brotes desde el interior de nuestra casa al pequeño invernadero que tengamos fuera. La mejor tierra es la que sea un poco seca y un pH cercano al 6. Acoge muy bien las agregaciones de estiércol u otros materiales orgánicos, o fertilizantes si el suelo es muy arenoso.

Invernadero


¿Cómo hacer un mini invernadero en tu propio jardín?

Pero para plantar unos tomates que satisfagan el consumo propio y enriquecer la despensa con productos saludables y naturales, no hace falta desplegar grandes medios. Con materiales simples y baratos se pueden construir unos mini invernaderos individuales en los que plantar los tomates sin ocupar además mucho espacio.


Lo primero que hay que tener en cuenta es que ya hayan germinado un poco las semillas y que la planta esté lo suficientemente dura como para poder transplantarla. Una fina malla de alambre y forraje a base de bolsas de plástico o láminas que podamos comprar en tiendas de jardinería, será todo lo necesario para levantar una versión en miniatura de un invernadero exclusivo para cada planta.


Con la malla se debe hacer un cilindro de unos 30 centímetros de diámetro como mínimo (para una planta), el cual habrá que recubrir con el plástico, de tal forma que quede cubierto tanto por los laterales como por la abertura superior. También hay que procurar un espacio superior al medio metro entre cada habitáculo, para que no se estorben y las tomateras puedan crecer adecuadamente.



Sin duda se trata de una forma muy barata y sobre todo sencilla que permite seguir cultivando cuando el tiempo exterior no sea el más propicio.