Tomate: Manejo Integrado de Enfermedades en Cultivos Bajo Cubierta

Desde hace años investigadores de diversas instituciones en nuestro país formulan proyectos y realizan experimentos con el objetivo de obtener información que contribuya a lograr un manejo racional de plagas y enfermedades en cultivos hortícolas. 

A su vez, numerosos asesores privados se han interesado por poner en práctica el Manejo Integrado de Plagas (MIP) o alguno de sus componentes como el monitoreo de plagas o el control biológico. No son pocos los que han encontrado serias dificultades en el camino al querer aplicar estas técnicas.

La EEA del INTA San Pedro, junto con las Agencias de Extensión Gran Buenos Aires y Escobar vienen realizando esfuerzos, junto con otras instituciones, asesores privados y productores que han prestado sus instalaciones, para validar en quintas comerciales un Protocolo de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades en cultivos de tomate bajo cubierta; durante la realización de esas actividades se han relevado las limitantes que existen aún para adoptar este tipo de manejo.

Según las numerosas definiciones que se ha dado al Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades éste debe abordarse desde un punto de vista ecológico. El tamaño de la población de un patógeno y el daño que éste ocasiona es un reflejo del diseño y manejo de un agro ecosistema particular. Si el diseño del agro ecosistema facilita el desarrollo y expansión de la población de este patógeno o dificulta la acción de organismos antagonistas se deberán utilizar excesivos recursos para controlarlo.

Por lo tanto el primer paso a dar para lograr un manejo sostenible y efectivo de enfermedades es analizar el sistema en particular, considerar qué conceptos ecológicos pueden aplicarse para el diseño del mismo y poder así mejorar el manejo de los patógenos que las ocasionan y sus antagonistas. Los sistemas en que se desarrollan los cultivos hortícolas en la actualidad deben ser analizados desde esta lógica.

Intentar implementar el MIP en grandes monocultivos reemplazando insumos químicos por biológicos puede resultar en grandes fracasos ya que lo que se requiere es comprender las interacciones existentes entre los patógenos, sus antagonistas y el ambiente.

El manejo integrado de enfermedades debe utilizar el conocimiento de las bases ecológicas de las infecciones de los patógenos que desea controlar y formular las preguntas básicas para lograr un manejo de plagas basado en conceptos agro ecológicos: ¿Por qué está presente esta enfermedad? ¿Cómo llegó el patógeno al cultivo? ¿Por qué no funcionaron los mecanismos naturales de control?

El abordaje del manejo integrado debe ser proactivo e incorporar factores ecológicos y económicos en la toma de decisión y diseño del sistema y temas de interés público como la calidad ambiental y la seguridad alimentaria.

Entre los pasos para implementar un sistema de manejo integrado de enfermedades exitoso la planificación debe ser el eje central de la iniciativa, se debe dedicar todo el tiempo necesario para decidir las rotaciones dentro del establecimiento, la elección de cultivares, el rediseño del sistema para evitar generar fuentes de inóculo y condiciones predisponentes al desarrollo de enfermedades, así como también permitir el aumento de la población de organismos antagonistas, obtener la información técnica necesaria para cumplir con estos objetivos, organizar el monitoreo, cuadernos de campo, mantenimiento de equipos, etc.

Estrategias proactivas para el manejo integrado de enfermedades en cultivos bajo cubierta

Dentro de estas estrategias se puede citar:

2.1. Biodiversidad en los suelos y en el ambiente aéreo. La finalidad de esta estrategia es permitir el desarrollo de antagonistas y organismos benéficos; para lograr este objetivo se requiere de una planificación a largo plazo de las rotaciones y un conocimiento amplio del efecto de la permanencia de determinadas especies en los cultivos.
 
2.2. Elección de cultivares adaptados a la zona y resistentes o tolerantes a enfermedades. Este objetivo no siempre se logra ya que la mayoría de los materiales genéticos no son seleccionados en nuestro país y los genes de resistencia que portan corresponden a patógenos y cepas frecuentes en los países de origen.

2.3. Prevención. El objetivo de esta estrategia será evitar el ingreso del patógeno en el cultivo .

2.3.1. Operaciones previas a la finalización del cultivo. Se debe planificar el levantamiento del cultivo. Según el protocolo de Manejo Integrado de Plagas de INTA San Pedro: todos los cultivos de tomate y pimiento del establecimiento, deberán ser conducidos bajo un estricto control de plagas y enfermedades, desde 30 días antes del transplante del módulo donde se aplicará MIP. Se deben retirar y eliminar restos de los cultivos de tomate y pimiento, dentro de los 10 días desde la última cosecha, 14 días desde el último monitoreo ó 7 días del último control.

Se deberá pulverizar el cultivo por levantar con DDVP 100%, 160 cc/hl . Se deberán controlar las malezas que sean hospedantes de virus y vectores y los insectos vectores de virosis de importancia.

2.3.2. Remoción del cultivo anterior y limpieza de estructuras, elementos de tutorado, herramientas, etc. Se deberán eliminar los restos del cultivo anterior: nunca deben quedar cerca del cultivo nuevo , éstos deben ser enterrados, compostados, etc. Mantener el invernadero cerrado por varios días. Limpiar con agua a alta presión las estructuras para eliminar restos orgánicos. Repetir con una solución detergente y enjuagar. Limpiar con hipoclorito al 10 %. ATENCION : no mezclar detergente e hipoclorito. Los operarios deben tener equipo de seguridad al realizar estas tareas. Lavar y desinfectar todo el equipamiento Dejar los elementos de tutorado una noche en hipoclorito al 10 % y enjuagarlos.

Estas recomendaciones si bien parecen sencillas de entender, no son tan fáciles de ejecutar. Son frecuentes las altas pérdidas debidas al virus de la “peste negra” en cultivos de tomate y pimiento, debido a mantener al mismo tiempo en el establecimiento cultivos hortícolas o florícolas con alta infestación de vectores y/o plantas infectadas por tospovirus.

Cuando se aplica la técnica del “interplanting” que consiste en implantar un cultivo nuevo debajo de los restos del cultivo anterior, los plantines sanos son instalados en un ambiente donde la población de vectores, plagas y patógenos es alta. Estos dos casos son incompatibles con estrategias proactivas del MIP. Las ganancias que proporciona el cultivo viejo en el momento de transplantar el cultivo nuevo deberían compararse con el ahorro en plaguicidas que se lograría cumpliendo con medidas adecuadas de saneamiento.

2.3.3. Establecimiento de un nuevo cultivo . Los plantines deben provenir de semilla libre de patógenos . Muchas enfermedades se transmiten por semilla Ej: Xanthomonas campestris pv vesicatoria y Clavibacter michiganensis pv michiganensis . La población de C. michiganensis debe ser reducida por debajo de 10 7 CFU/g de tejido al momento del transplante para que no haya pérdidas de rendimiento. Los tratamientos con hipoclorito de sodio solamente esterilizan la superficie de la semilla.

Antes de ingresar los plantines al invernadero se debe comprobar que estén libres de plagas y enfermedades y que las bandejas hayan sido desinfectadas. En algunos países los plantines hortícolas no pueden ser vendidos si no poseen un pasaporte fitosanitario que se entrega después de someterse la plantinera a un sistema de certificación que incluye inspecciones y muestreos para realizar análisis de detección de enfermedades.

Otras prácticas que ayudan a evitar el ingreso de patógenos al cultivo son: colocar pediluvios en los ingresos, restringir el ingreso de operarios y otras personas a los invernaderos, utilizar guardapolvos, limpiar las herramientas todos los días y no colocar ornamentales cerca de los invernaderos con cultivos hortícolas.

2.4. Monitoreo de enfermedades y condiciones ambientales. ¿Cómo contribuir a reducir el progreso y dispersión de la enfermedad? El monitoreo de enfermedades para decidir el momento de aplicación de un determinado fungicida, así como el desarrollo de sistemas de alarma son herramientas del manejo integrado que recién están empezando a desarrollarse en nuestro país.

El concepto de umbral de daño económico puede aplicarse al manejo de enfermedades y puede definirse como: el valor de intensidad de la enfermedad que causa pérdidas económicas en el cultivo equivalentes al costo de aplicación del fungicida. Todavía no existen umbrales de daño para enfermedades que afectan a cultivos hortícolas en nuestro país.
 
2.4.1 Sistemas de alarma. Son modelos matemáticos que usan las condiciones climáticas locales y el conocimiento del ciclo de la interacción hospedante patógeno para predecir el desarrollo de enfermedades. El modelo TOMCAST (tomato + forecast) utilizado actualmente en USA, se basa en la temperatura y horas en que la superficie de la hoja se mantiene húmeda y genera valores de severidad de enfermedad. Cada 24 horas los datos son convertidos a unidades de desarrollo de la enfermedad. Estos valores son sumados día a día hasta que exceden un umbral determinado a partir del cual se recomienda realizar una aplicación.

Se utiliza para controlar, en cultivos de tomate a campo Alternaria solani , Septoria sp. y Antracnosis . NO SE USA para enfermedades de origen bacteriano o viral. En la costa Este de Virginia en USA se realizó un estudio durante el cual se realizaron tratamientos de Clorotalonil (6%, 1.68 kg pa/ha) y Azoxystrobina (2 %, 0.1 kg pa/ha) en un cultivo de tomate a campo y se observó que el uso de TOMCAST pudo reducir el número de aplicaciones entre 40-70 % para control de enfermedades causadas por Septoria sp . y Alternaria sp . (Graves, A. 2001 . MSc Thesis. Virginia State University, 2001) .

Estrategias reactivas para el manejo integrado de enfermedades en cultivos bajo cubierta

El control químico y biológico son parte del manejo racional de enfermedades si están incluidos dentro de una planificación que contemple tratamientos preventivos para aquellos patógenos de los cuales se tiene certeza de la presencia de inóculo y ante condiciones predisponentes para el desarrollo de la infección.

Es importante conocer las características de los productos a utilizar su movilidad dentro del hospedante, el rango de patógenos que controlan, el riesgo de generar cepas resistentes que implica el uso de cada uno de ellos. A mayor especificidad en el sitio de acción mayor es la probabilidad de que aparezcan en el patógeno cepas resistentes.
 
3.1 Control químico

3.1.1. Estrategia para el control químico racional. El INTA San Pedro ha desarrollado un protocolo preliminar de manejo integrado de plagas y enfermedades para cultivos de tomate bajo cubierta, en él se plantean algunas estrategias para el control de las principales enfermedades que afectan a estos cultivos en el Cinturón Hortícola Metropolitano y producciones hortícolas de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fé.

Este protocolo propone medidas preventivas y entre ellas realizar algunos tratamientos con insecticidas para el control de trips para evitar las infecciones tempranas del virus de la “peste negra del tomate” y con productos cúpricos para evitar las infecciones de cancro bacteriano en las primeras etapas del cultivo.

Se proponen tratamientos preventivos para reducir la presión de inóculo y retrasar el desarrollo de las enfermedades más comunes como oidiosis (causada por Leveillula taurica ) y moho de la hoja (causada por Cladosporium fulvum ) cuyos síntomas son más evidentes a inicio de cosecha. En esta primera etapa se propone utilizar fungicidas de contacto y de amplio espectro y dejar los productos específicos para cuando se hayan observado síntomas.

De esta manera se intenta evitar la aparición de cepas resistentes. Las estrobilurinas son la excepción ya que por su modo de acción, al impedir la germinación de los conidios son más eficaces si son utilizadas en tratamientos preventivos. A continuación se brinda una mínima información sobre los fungicidas que se debería conocer a la hora de decidir las rotaciones de principios activos en el cultivo.

3.1.2. ¿Cómo actúan los fungicidas que utilizamos para controlar las enfermedades en el cultivo? Los fungicidas pueden tener acción preventiva, curativa o erradicante. Preventivos : actúan en etapas tempranas de la infección fúngica, desde la germinación de las esporas hasta el principio de la penetración de los tejidos del hospedante. Curativos : actúan después de la infección, pero antes de que se observen los síntomas de la enfermedad. Erradicantes : actúan una vez que se observan síntomas de la enfermedad.

Movilidad de los fungicidas

- Fungicidas sistémicos: se mueven dentro de los espacios extracelulares, paredes celulares y elementos del xilema gobernados por difusión y tasa de transpiración (apoplasto) y dentro de las células vía floema (simplasto). Actúan sobre funciones bioquímicas específicas.

- Fungicidas no sistémicos: no penetran en la planta, quedan depositados sobre la superficie de hojas y frutos. Pueden redistribuirse dentro del follaje y del cultivo en fase gaseosa o por la lluvia. Requieren una cobertura completa del follaje. Generalmente actúan inhibiendo múltiples funciones celulares ya que se unen a grupos químicos de las enzimas.

¿Cómo actúan los fungicidas sobre los hongos?

- Fungicidas que producen la disrupción general de las funciones celulares: No son sistémicos. Forman una superficie protectora sobre el hospedante. Actúan sobre un amplio espectro de patógenos. Inorgánicos : Cobre, Azufre. Orgánicos: .Ditiocarbamatos: ziram, zineb, ferbam, thiram, maneb, mancozeb; Talimidas: captan, captafol, folpet; Clorofenoles: clorotalonil.

- Fungicidas que alteran las funciones de la membrana celular: Durante la síntesis de ergosterol, se extrae un grupo C14-metilo al 24-metilenedihidrolanosterol. Estos fungicidas inhiben este paso e interrumpen la síntesis de este compuesto que forma parte de la membrana celular de los hongos. Tienen acción sobre un amplio espectro de patógenos, incluye el grupo de los triazoles (miclobutanil, tebuconazole), imidazoles (imazalalil, fenarimol), piperazinas (triforine). Estos fungicidas se denominan inhibidores de la biosíntesis de esteroles o inhibidores de la demetilación (DMI).

- Fungicidas que inhibición la división celular : Un ejemplo de esta familia es el fungicida carbendazim perteneciente al grupo de los benzimidazoles. Otros fungicidas son benomil, metil tiofanato y tiabendazol. Actúan sobre un amplio espectro de patógenos. El cambio en un solo aminoácido en la constitución de la molécula de tubulina, confirió resistencia a este fungicida.

- Fungicidas que inhiben la respiración: dentro de esta familia se encuentran las carboximidas y estrobilurinas. Este último grupo se caracteriza por ser activo a muy bajas dosis. Las estrobilurinas inhiben la germinación de las esporas y tienen un amplio espectro de acción. Son poco sistémicos dentro de la planta, se van reabsorbiendo a partir de los residuos que quedan en la pared celular.
 
- Activadores de resistencia: son moléculas que activan los sistemas de defensa de las plantas. Existen numerosos ejemplos de aplicaciones de activadores como el ácido salicílico o compuestos de síntesis química como el acibenzolar methyl, que activan las mismas vías metabólicas.

En la EEA INTA San Pedro se han realizado ensayos donde se logró reducir la incidencia del virus de la “peste negra del tomate” con aplicaciones semanales de ácido salicílico a plantas de tomate sometidas a infecciones naturales.

El conocimiento previo del efecto de las aplicaciones de un determinado principio activo sobre la sanidad del cultivo puede contribuir a disminuir el número de aplicaciones. En un ensayo realizado en la zona de San Pedro, en un cultivo del híbrido Tauro transplantado en enero se observó control de oidiosis logrado por aplicaciones de aceite y fungicidas (procimidone, cyprodinil + fludioxonil) aplicados para prevenir ataques de Botrytis cinerea; los tratamientos preventivos lograron reducir la presencia de enfermedades durante la cosecha donde se recomienda no realizar tratamientos. (Mitidieri, M. et al, Actas del XXVI Congreso ASAHO, 2003).

En otro ensayo realizado en la EEA San Pedro durante la campaña 2005, en un cultivo bajo cubierta de tomate híbrido Tauro, transplantado en enero se obtuvo control de fumagina y oidiosis con la aplicación de Trifloxistrobina + Tolyfluanid (6.3 % + 62.5 %, 150 g/hl y 200 g/hl).

Así como las aplicaciones de aceite tienen acción sobre ciertos patógenos otros compuestos como los bicarbonatos han demostrado tener acción sobre los mismos. Por ejemplo en un ensayo donde se compararon 5 aplicaciones semanales de un triazol (penconazole= 20 g/hl) y bicarbonatos de sodio y potasio (Bicarbonato 0.5 % + 0.03 % Tween 20) en un cultivo de pimiento éstos redujeron el ataque de Leveillula taurica y las podredumbres de postcosecha causadas por Alternaria alternata, a niveles comparables a los del triazol. (Fallik et a l, Phytoparasitica 25(1):41-43, 1997).

3.2. Control biológico. Existen numerosos antecedentes en el mundo de control biológico de las enfermedades comunes en los cultivos hortícolas de nuestro país. Se presentan dos ejemplos para ilustrar: en un ensayo donde se compararon tratamientos quincenales para el control de Leveillula taurica, un producto a base de Bacillus subtilis demostró ser tan efectivo como el azufre y la trifloxistrobina.

También un producto a base de Streptomices griseovirides aplicado en 2 tratamientos antes del cuaje controló Botrytis cinerea en tomate y aumentó el rendimiento en kg/planta.

Puntos críticos en la aplicación del Manejo Integrado de Enfermedades

De las estrategias analizadas en este trabajo las más difíciles de aplicar son las que más efecto tendrían para reducir la población de patógenos. El saneamiento y manejo del rastrojo parecen técnicas sencillas de ejecutar pero a la hora de realizarlos a menudo no se cuenta con la mano de obra necesaria y el levantamiento de los cultivos viejos que son fuente de inóculo y plagas se realiza después que fueron transplantados los cultivos nuevos.

Prácticas como el “interplanting” merecen ser analizadas en detalle para decidir si deben seguir siendo aplicadas, la reciente aparición de Bemisia tabaci en la zona, y su potencial como transmisora de virosis le dan más relevancia a esta decisión. La aplicación de estrategias proactivas debería ser acompañada de análisis económicos por parte de los asesores privados ya que son parte de la gestión de la empresa hortícola.

La calidad del plantín también es un eje central del manejo integrado de plagas en la medida que en nuestro país se avance en sistemas de control de la sanidad de los mismos y de las semillas que se utilizan para producirlos, se podrá aplicar esta estrategia central del manejo integrado que actualmente queda sujeta a la buena voluntad y profesionalismo de las empresas productoras de plantines.

Un nivel mayor de complicación implican la planificación de rotaciones ya que muchos productores se han especializado en producir tomate y/o pimiento y la diversificación de cultivos que demandaría la ejecución de un plan de rotaciones no es compatible con la demanda que reciben de sus compradores.

Dentro de las medidas reactivas la escasez de fungicidas registrados con pocos días de carencia y de productos biológicos dificulta la rotación de principios activos y el cumplimiento de las reglamentaciones vigentes. El Manejo Integrado de Enfermedades es un desafío para los profesionales y productores que desean mejorar la calidad de los productos hortícolas, el análisis de las ventajas y dificultades que representa en los actuales sistemas productivos permitirá lograr avances en su implementación.