Ciego de Ávila, 6 oct. La diversificación de los cultivos y la remuneración salarial según los resultados productivos, convirtieron a la empresa citrícola de Ciego de Ávila en un ejemplo para toda Cuba.
A partir de una enfermedad conocida por el Dragón Amarillo o Huanglongbing, hace cinco años sus trabajadores tuvieron que demoler los naranjales, toronjiles y limoneros, y en su lugar crecen los frutales en más de cuatro mil hectáreas.
Las siembras emergentes, con el empleo de la ciencia y la técnica, garantizaron en poco tiempo la recuperación de las producciones anteriores para los polos turísticos, los mercados locales y la sustitución de importaciones.
El fomento de guayaba, piña, mango, aguacate, coco y fruta bomba, las casas de cultivos protegidos y el envío de carbón de madera a otras naciones, reportaron este año ingresos por 14 millones de CUC, informó Nelson Paz, director de la entidad.
Los promedios salariales superan los mil pesos mensuales y los trabajadores se sienten, además, interesados y reconocidos al comprar –según el aporte individual-- enseres hogareños en su tienda de estímulos.
Elbys Pérez, delegado de la Agricultura, indicó que los citricultores disponen de 733 hectáreas de limón y naranja, todas libres de plagas, y a partir de 2012 plantarán 200 hectáreas por año con posturas mejoradas genéticamente.
También cuentan, dijo, con 720 hectáreas de piña que aportaron las tres mil toneladas previstas para 2011 y el próximo mes arranca la nueva cosecha.
La reina de las frutas de la variedad Española Roja se siembra en fincas campesinas, mientras en campos estatales se fomenta la especie MD-2 cuyas plantaciones rindieron a 105 toneladas por hectárea, cinco veces por encima de la anterior.
El objetivo es completar 50 hectáreas de la MD-2 este año con vistas a obtener posturas suficientes y continuar el plan, que conlleva irrigación, tratamientos químicos y buen drenaje de los suelos, explicó el ingeniero Reinaldo Ávila, director del desarrollo piñero.
La diversificación favoreció además, la apertura de 23 pequeñas industrias familiares que ya acumulan más de 3,5 millones de barras de dulce de guayaba de 460 gramos cada una.
Entre esos productores está el campesino Emerio Pino Perera, quien entrega dos mil barras del alimento por jornada, razón por la cual recientemente lo felicitó Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura.
“Nos sentimos muy contentos los cinco trabajadores de la mini-industria y mientras haya guayaba u otras frutas, seguiremos avanzando”, afirmó Perera. (Por Julio Juan Leandro / AIN)
