Los Secretos del Tomate

Su cultivo
Al tomate le gusta el clima cálido, muere con temperaturas inferiores a 0º C.
Las temperaturas óptimas para su crecimiento se encuentran en unos 25º C por el día y entre 15 y 18º C por la noche. Por debajo de los 12º C se detiene el crecimiento y por encima de 30-35º C tiene problemas de esterilidad.
No es exigente en cuanto a suelos, aunque prefiere los sueltos y ricos en materia orgánica.
Sí es muy importante, como en todas las hortalizas, que el drenaje sea bueno, es decir, que no se encharque durante largo tiempo.
Lo más destacable en cuanto al suelo es que se trata de una especie con cierta tolerancia a la salinidad. De ahí que admita el cultivo en suelos ligeramente salinos o el riego con agua algo salitrosa.
La siembra del tomate:
Las semillas se pueden sembrar directamente en la tierra del huerto, pero lo recomendable es hacer previamente un semillero o almárciga, es decir, sembrarlas en bandejas o macetas y luego, cuando tengan unos 15 cm. trasplantar al suelo las plantitas. De esta forma, adelantamos el periodo de cultivo, ya que los semilleros se pueden hacer a cubierto a finales de invierno, cuando todavía hace frío al aire libre.
a) Siembra en la tierra:
Se esparcen las semillas y se tapan con una capa de un centímetro de tierra suelta. A continuación, cubre con una lámina de plástico transparente de polietileno, un saco de esparto abierto por la mitad o alguna manta vieja que servirá a modo de invernadero proporcionando calor y protección de la lluvia fuerte. La siembra no puede hacerse en el exterior hasta que las temperaturas nocturnas sean superiores a 10ºC.
Se riegan a menudo, cada 1 ó 2 días dependiendo del clima. Una vez nacidas las plantas, se retira toda la protección.
b) Siembra en semilleros:
Los semilleros se comienzan desde mediados de invierno en adelante (en España, a partir de mediados de febrero). En el Norte o climas más frescos, se hacen más tarde, a principios de abril, pero en regiones calurosas si se siembran demasiado tarde se le echa encima el calor a la planta y no tiene tiempo de crecer tanto, por lo que la producción de tomates es menor.
Se usan bandejas de alveolos y es preferible usar turba.
Se coloca 2 ó 3 semillas en el centro de cada celda o alveolo para más seguridad y cubiertas ligeramente.
Para acelerar la germinación, se cubre el semillero con un plástico sin que toque la turba, que quede levantado como unos 25 cm., y no cerrado del todo, que tenga ventilación. A una temperatura constante de 25º C la germinación se realiza en 6 días, a 35ºC en 9 días y a 10ºC en 45.
Se riega con suavidad para que no se muevan las semillas, la turba debe estar húmeda pero sin encharcarse.
Cuando salgan las plantitas, y tengan dos hojas, se deja la que veas más fuerte, y se quitan las otras. Cuando tengan unos 15 cm. de altura, ya están listas para trasplantarse al suelo.
No se plantan los tomates en el exterior hasta que haya desaparecido el riesgo de heladas.
Una vez plantados el riego es cada 7 o 12 dias. Las hortalizas en general son sensibles tanto al exceso como al defecto de agua.

El abono:
La fertilización en los huertos caseros se basan en el estercolado previo a la plantación (puede ser estiércol animal de vaca, oveja, caballo..., compost, mantillo, etc.); nada más, con eso es suficiente. El cultivo comercial hace uso intensivo de fertilizantes químicos para obtener una mayor producción, frutos más gordos y "bonitos", pero menos sabrosos. 
Sobre la recolección
Una planta produce de 2 a 3 kg de tomates, según las variedades.La recolección es escalonada y larga. Comenzará a las 10 ó 12 semanas después de la siembra.
Antes de que hagan su aparición las primeras heladas, si es el caso, conviene recoger los que todavía estén verdes y colocarlos en una habitación o almacén extendidos sobre paja para que terminen de madurar.